Thalatta! Thalatta!

¡Thalatta!  ¡Thalatta!  ¡El mar!  ¡El mar! gritaban los mercenarios griegos de Jenofonte cuando al coronar una colina vieron las aguas del Mar Negro, junto a la colonia griega de Trapezunte. Tras la batalla de Cunaxa en el corazón del Imperio Persa, y muerto el pretendiente al trono, Ciro el Joven, para quien luchaban, los griegos emprendieron una dura marcha de regreso a casa. Después de cuatro mil kilómetros de fatigas, peligros y penurias por territorio enemigo desconocido, los Diez Mil supieron que estaban salvados: habían encontrado el mar.

Es conocida también la parábola que se encierra en el argumento de la serie de TV  «La fuga de Logan», inspirada en la novela de Nolan y Johnson. Logan vive en una sociedad llena de parabienes para sus habitantes, con el pequeño contratiempo de que todos deben morir al cumplir los 30 años para preservar ese nivel de bienestar en las generaciones venideras. Logan decide escapar, porque ha oído hablar de un Santuario, donde las personas pueden  vivir hasta el final de sus días.  Logan buscará ese Santuario con ahinco, y como Odiseo, vagará por el mundo hasta encontrarlo.

Quizás la vida de los hombres sea en la mayoría de los casos como la de Logan. Todos tenemos un Santuario que buscar. Este blog tratará de la búsqueda del conocimiento, un Santuario como otro cualquiera. Aquí se plantearán opiniones sobre temas de actualidad, empresa, economía e historia. También habrá lugar para las reflexiones, esas que aparecen por la cabeza de repente y de repente se van; esas que siempre lamentamos no haber apuntado.

En cuanto a la edición de los posts, intentaré que sean espontáneos y breves, tal cual salen de fábrica, por lo que ruego que perdonéis las posibles faltas de acentuación o errores tipográficos.

Y sin más, empecemos a buscar el Santuario. ¿Tendremos la oportunidad de gritar Thalatta?

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